'La Sonrisa Etrusca' es una novela de José Luis Sampedro que se ha adaptado recientemente al teatro. Allí se habla de la sonrisa de la verdadera felicidad, la sonrisa del amor profundo, la del que nada pide y todo da, la sonrisa duradera, más allá del tiempo y del lugar.
¿Se ha respetado la obra original a la hora de adaptarla al teatro?
Lo importante es que se respetó el espíritu de la obra, y lo que era mi intención en la novela está en la obra de teatro. En cambio, he tenido otras adaptaciones, por ejemplo en cine, donde se era fiel a la letra pero se deformaba por completo la intención.
¿Qué ha supuesto para usted ver interpretada su novela 'La sonrisa etrusca'?
El autor, aunque lo sienta, no puede pasar de la frialdad de la página. La novelación para mí es la fuerza que tiene el actor, que el actor haga suya la vida de lo que se cuenta con la letra. Entonces eso para mí ha sido una revelación. He visto mi novela, que no la había visto nunca, la he visto de pie, la he visto moviéndose, la he visto sufriendo, padeciendo y siendo feliz.
¿Cómo valoras el trabajo realizado por los actores?
He tenido la suerte de que la encarnen unos actores extraordinarios, me he asomado a mi libro como no me había asomado nunca.
¿Se puede decir que entre la novela y la adaptación teatral ha habido una metamorfósis?
La metamorfosis, cuando era niño fue una gran sorpresa ver como los gusanos que me habían regalado, de pronto paraban de comer, se liaban la manta a la cabeza y al cabo del tiempo salían con una alas que antes no tenían, eso es la metamorfosis. Mi novela es como una metamorfosis que aporta una adaptación enriquecedora.
¿Tiene carácter autobiográfico?
Para mí cuando se escribe algo, todo es autobiográfico, lo que no es, es histórico. A la hora de escribirla he tenido que sentir todo lo que soy y todos los personajes que soy, es decir uno pone su propia vida en lo que escribe. No es que narre algo que me ha sucedido históricamente pero si algo que he vivido biográficamente, que he vivido porque quería vivirlo.
La novela se escribió hace 30 años y ahora se ha hecho la adaptación al teatro ¿Cómo consigue que siga teniendo vigencia?
Porque cuando la escribí yo me sentía humilde, me sentía ante una vida nueva, y tenía sentimientos de cualquier ser humano. Yo no estaba pensando solo en ganar dinero, yo tenía esos sentimientos, lo expuse y como estos sentimientos son permanentes, sigue teniendo vigencia porque cuenta una realidad inherente a nuestra naturaleza.
¿Cree usted que ahora España está para melodramas?
Para melodramas, no, pero para sentir el teatro sí. En España ahora hay necesidad de realismo y sobre todo de darse cuenta de algo de que el mundo occidental está sufriendo una auténtica metamorfosis, estamos pasando de la etapa en la que el dinero es el referente máximo, una etapa de capitalismo que empieza en el siglo XV y que acaba en el siglo pasado. Estamos viviendo ahora una cosa distinta, los capitalistas se aferran a sus bancos, a sus billetes, a sus títulos y todas esas cosas porque de lo demás no son capaces. Esto se acaba, este sistema, los jóvenes ahora que se revelan, están ya viviendo otra época, aquellos que en la sección de electrónica juegan con los ordenadores, como antes jugábamos con la radio, estos son de otro mundo ya.
La crisis pasará a costa de unos sufrimientos tremendos porque cuando la mitad del dinero que se ha inyectado para que un banco esté lleno de dinero se hubiera evitado lo fundamental que son los recortes y la sanidad.
Esta entrevista pertenece a nuestro acuerdo de colaboración con el diario Mira Valencia.
|